Al Tilo que se deshoja lentamente, hoy martes, ocho de noviembre,
entre Lazkano y Ayete
Buenas noches: confieso que cada alba, camino de la primera
Misa, me encuentro más conmovido y turbado por la elocuencia de un árbol. ¿Os
importa que lo cuente?
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Te deshojas, alfombrando de amarillo la acera, lenta, pausada,
discretamente
en la esquina
luminosa donde convergen los paseos de Lazkano y Ayete.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Permites hollar blando y desprendes los aromas que evocan
ese otoño casi eterno
a los pasos sigilosos de
los hombres, las mujeres y los niños bulliciosos dirigiéndose al invierno.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
En contraste con los árboles que desprenden hojas secas ¡Qué distinto su sonido!
Ellas caen desde los plátanos provocando estrepitosos chasquidos.
¡Cuántos tontos
sobresaltos, atávicos temores!, a los
que de noche avanzan pisando desprevenidos.
Su corazón se altera en
supersticioso Halloween, surgen antiguos fantasmas y huyen despavoridos.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Tú, mi tilo de la esquina
fuente de paz, humildad y
elegancia
que en primavera regalas
tus flores de penetrante fragancia.
Las mismas que los neuróticos ingieren como infusiones
para atajar los insomnios y calmar sus corazones.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Pero, ¡Ay!, árbol querido mientras tú de
ti mismo desprendes tus adornos y apariencias
nuestro tiempo sigue en guerra, mundial Tercera, según Francisco, y a plazos;
porque el viejo orgullo
humano, los odios, ambiciones, injusticias,
y violencias
maltratan a los más
débiles, aniquilan vida humana,
reducen lo bello a pedazos.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Mi árbol noble, necesitamos
la paz en Siria, Irak...; y los
niños aplastados por las bombas levantan sus gritos
denunciando genocidios.
Ya basta de
oídos sordos, de intereses
bastardos, dejemos las cobardías
y acudamos poniendo en primera
línea coalición de corazones.
No van a salvar sus
vidas ni Hillary la abortista
ni Donald con su discurso xenófobo histriónico ni Europa con sus suicidios.
Aprendamos de tí, tilo, a
entregarnos día a día desprendiéndonos
de todo y alfombrando nuevos suelos que
permitan liberarse a las esclavas
naciones.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Tilo, amigo, déjame que
te trasplante, sólo por unos
días, al Congreso de los Diputados
para que sus señorías descubran en tus
ramas y en tus hojas entregadas,
que el bien común no se obtiene con pataleos, bravatas,
insultos, inculpaciones, ni de rufianes reproches,
sino con la humilde vida que se entrega día a día desprendiéndose en mil flores y palabras verdaderas sosegadas…,
alfombrando los caminos
con las hojas de un trabajo silencioso que facilite a los débiles
amanecer de sus noches.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
Tilo bello en tu desgaste, al mirar tus ramas altas
y esas hojas en declive ruego al
que te creó que me mueva a desprenderme de mi ego y de mi
vida,
de los éxitos y planes
para salir de mí mismo, alfombrando el duro suelo a quien ayuda me
pida.
¡Hola, Kaixo, hello,
hallo, tilo hermano!: te me entregas generoso entre Ayete y
Lazkano.
¡Gracias, Eskerrik asko,
ahora y siempre por donarte hasta la
muerte!
Me ha gustado mucho Don Rafael, el arbol, las ramas las hojas que nos sirven de alfonbra dorada
ResponderEliminar¡Qué grandes recuerdos!
ResponderEliminarOjalá más gente descubra el sentido pleno y la belleza de una entrega generosa.